Top-tones para el saxofón (Cuarta octava) por Sigurd M. Raschèr

Hola nuevamente! Esta vez llegamos con más material para que puedan disfrutar en nuestra web. "Top-tones for the saxofón". Vamos a subir aspectos claves del libro que permitirán mejorar nuestra técnica del instrumento y lograr muy buenos sobreagudos, una tarea que puede parecer muy dificultosa de lograr. 
Comenzaremos en esta entrada iniciando con la biografía de Sigurd M. Raschèr, el autor del libro y a medida que publiquemos nuevas entradas con información y ejercicios se irán publicando en la última entrada correspondiente a la secuencia de entradas del libro en cuestión.

Portada del libro "Top-tones for the saxofón"

Biografía del saxofonista Sigurd M. Raschèr

Sigurd M. Raschèr nació en Alemania en 1907. Recibió un diploma del Stuttgart Musikhochschule en 1930 y estaba destinado a entrar a la carrera de clarinetista profesional, pero cambió al saxofón, con el cual llegó a estar entre los mejores intérpretes mundiales.

A los antecedentes musicales de Raschèr, hay que agregar el riguroso entrenamiento recibido en la Academia de Música, de la que se graduó, se incluye experiencia como músico de banda y como profesor en escuelas primarias. En 1934 fue nombrado profesor del Real Conservatorio Danés, en Copenhagen, y luego operó con facultades similares en el conservatorio de Malmö, en Suiza. Se sintió tan identificado con la vida musical en Dinamarca y Suiza que ha llegado a ser llamado el músico escandinavo. En Norteamérica enseñó en la Escuela de Música de Manhattan, la Universidad de Michigan y la Escuela Musical Eastman; también ha dictado cursos en múltiples universidades e institutos.

Los tours de conciertos ocuparon gran parte de su tiempo y atención en 1932 – Raschèr fue oído en todos los centros musicales más importantes de Europa, e inclusive en lugares remotos de Australia y Tasmania (1938 y 1959-.Su debut en Norteamérica tuvo lugar en 1939 con la orquesta sinfónica de Boston; se presentó varias veces con la Orquesta Filarmónica de la ciudad de New York, así como también con la Orquesta de Filadelfia, la Orquesta de Cleveland, la Orquesta sinfónica Nacional, y varias otras en ese país y en Europa, etc.

El éxito de Raschèr en la ampliación del rango del saxofón, acompañado de su fenomenal control de la graduación tonal, su técnica excepcional y su suprema musicalidad, atrajeron la atención de compositores serios. La lista de aquellos que escribieron música para él incluye a Bentzon, Borck, Brant, Coates, Cowell, Dahl, Glazunov, Hába, Hartley, Hindemith, Hlobil, Husa, Ibert, Von Koch, Lamb, Larsson, Martin, Milhaud, Osterc, Wirth, Worley, y muchos otros.

De acuerdo a las posibilidades artísticas del Saxofón, Raschèr indica que Adolphe Sax, su inventor, tuvo en mente un instrumento que fuera tan flexible como una cuerda de un instrumento y poderoso como uno de los latones del mismo. Estaba ahí para tener gran habilidad técnica y un poder expresivo equivalente a ese del Chelo.

En el desarrollo de su propio talento, Raschér se esforzó por acercarse tan cerca posible a los altos ideales del inventor del Saxofón; así, su éxito ha sido considerado a ser descubierto por nosotros posteriormente.

Desde su invención en 1841 el saxofón se ha convertido en una valiosa adición a la paleta de tonalidades de la orquesta. Los primeros compositores en usarlo fueron George Kastner en su opera Le Dernier Roi de Juda (1844), Halévi en su opera Le Juif errant (1852), y William Henry Fry de Filadelfia en su Sinfonía a Santa Claus (1853), de nuevo en su poema sinfónico Hagar in The Wilderness (1854) y en múltiples obras. George Bizet le dio una parte importante en su Arlésienne, premiado en París en 1872. Desde entonces ha sido utilizado con orquestas cientos de veces; individualmente, en parejas o grupos. Lo oímos en operas, sinfonías, oberturas, etc. Thomas D’Indy, D’Albert, Strauss, Debussy, Kodaly, más recientemente Ravel, Hindemith, Honegger, W. Walton, R.V. Williams, Villa-Lobos, B. Britten, Prokofiev, y muchos otros lo han querido añadir a sus haberes. Es reconocido por el color expresivo y distintivo que añade a la orquesta.

Raschèr, cuyo poder expresivo sobre la gama de colores incluye ese de la flauta, el oboe, el clarinete, la tuba, y el fagot ha demostrado que el aparente límite superior del rango del Saxofón se debe a la carencia de habilidad del lado del intérprete, y no es falla ni del instrumento ni del inventor.

Así Raschèr ha alcanzado un éxito fenomenal acercándose a los ideales de Adolphe Sax, con respecto a las capacidades tonales y técnicas del saxofón, es comprobado por el hecho de que en 1938 recibió una fotografía de Sax directamente de la hija del inventor, para entonces mayor a los ochenta años, comentando que en un concierto en Strasbourg lo había escuchado tocar el saxofón justo como ella creyó que su padre imaginó que debía sonar.

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